San Juan de Sahagún

Próximas las fiestas en honor del santo, bien está repasar la historia de este gran hombre, patrón de Sahagún y de Salamanca:



CRONOLOGÍA:
1430 Nacimiento en Sahagún
1453 Es ordenado presbítero en Burgos
1457 Se traslada a Salamanca para estudiar en la Universidad
1463 El 18 de Junio toma el hábito agustino en el convento salmantino de San Agustín
1464 El 28 de Agosto hace su profesión
1471 Es nombrado definidor y prior del convento de San Agustín
1476 Se pacifica la ciudad de Salamanca, gracias a los esfuerzos del Santo
1477 Es nombrado por segunda vez definidor y prior del convento de Salamanca
1479 El 11 de Junio muere, seguramente envenenado
1601 El 19 de Junio es beatificado por el papa Clemente VIII. La ciudad de Salamanca lo nombra su patrón y protector.
1690 El 16 de Octubre es canonizado por Alejandro VIII
1691 El 15 de Julio promulga la bula de canonización.

Juan de Sahagún
 (1430-1479) 

Nace en Sahagún el 24 de Junio del año 1430, siendo sus padres Juan González Castrillo, (militar de profesión) y Sancha Martínez, de Sahagún y Cea respectivamente. 


Siendo niño reveló excepcionales dotes, impropias en su edad; su piedad, inocencia y amor al prójimo, causaban admiración en todos los que le conocían,
reprendía hasta las mas insignificantes travesuras de sus compañeros, exhortábales continuamente al bien; para esto les reunía en torno de si, y elevándose en algún apoyo o en terreno algo elevado, predicaba con suma gravedad y reprendía sus excesillos; siempre manifestó superioridad moral sobre todos los niños, que le escuchaban con profundo recogimiento.

Crecía, al mismo tiempo que en edad, en virtud; sus padres le dedicaron al estudio
 en la Abadía de San Benito de Sahagún.


Siendo estudiante, queriéndole para si el abad y monjes, le concedieron un Beneficio en Codornillos, pueblecito dentro del Coto, el que solamente disfrutó unos meses, por creer que en conciencia no podía continuar con él; esta resolución disgustó a su padre, por necesitar la renta para sostenimiento de la familia, e intentó hacerle desistir, pero no pudo lograr sus deseos.

Tenía un hermano llamado Martín, mayordomo, a la sazón, del arzobispo de Burgos D. Alfonso de Cartagena; convenidos los dos hermanos, se fueron a aquella ciudad, a fin de que el arzobispo le recibiera entre sus familiares; nada más que le vio, quedó admitido como tal; su inocencia e intachable conducta, causaban admiración a todos, y el prelado dio muchas gracias a Dios por tener cerca de su persona, tan virtuoso varón.

El Obispo le ordena sacerdote, capellán particular y luego canónigo de la Catedral. No solo los canónigos, sino también  el arzobispo, estaban prendados de las virtudes de Juan, dando motivo a distinguirle y considerarle sobre los demás, pero conociendo que honras y alabanzas pueden dar al traste con la humildad y demás virtudes, se resolvió renunciar al canonicato, buscando un asilo seguro para su modestia; comunica su decisión al prelado, que pone todos los inconvenientes y reparos para hacerle desistir, pero conociendo su resolución, y comprendiendo ser esta la voluntad de Dios, se la admite; solo se reservó una mísera capellanía, con la que apenas sufragaba sus más apremiantes necesidades.
Sin aquel cargo quedó libre Juan para poderse dedicar a la oración, confesionario y predicación, que hacía con tanta valentía y celo, que mereció ser comparado por los burgaleses con el Bautista.

En el año 1457 se matricula en la Universidad de Salamanca. Toma los hábitos agustinos y se dedica con gran empeño a buscar la paz entre dos familias rivales de aquella plaza, los Manzano y los Monroy ( quienes tenían frecuentes luchas donde abundaba la sangre ), con su generosa y caritativa conducta, se expuso a grandes peligros por parte de aquellos malvados, acostumbrados a derramar sangre, pero su candor, desinterés y ardiente celo, desafiaban su fiereza; se atrevió a reprender con severidad los vicios de la plebe y de los poderosos, que a pesar de sus crímenes, le oían con respeto y veneración; también se extendió su caridad a esta villa; una mortífera peste había hecho presa en ella, y si no podía recordar sin lágrimas los males ajenos, ¿ como sería posible estar impasible con los propios ?

Nada mas que lo supo, se puso en camino, mas cuando estaba para llegar a la casa de su hermano Martín, recibe la triste nueva de que una hija de éste, de siete años de edad, había fallecido, y cuando se preparaban para darla sepultura, entra Juan con otro hermano de religión en la casa, sube a la habitación donde estaba la difunta, la toma de la mano, yendo con ella a la estancia donde estaban sus padres, viéndola todos viva y sana.

Por donde quiera que caminaba, evangelizaba a las gentes de todos los pueblos; Ledesma y Alba de Tormes son testigos de sus discursos.

Finalmente tuvo el consuelo de ver pacificados a los vecinos de Salamanca; se dieron  el abrazo del perdón las cabezas de los dos bandos, jurándose una eterna reconciliación cristiana entre ambas familias; una mujer de costumbres desordenadas, fue reprendida en cierta ocasión por Juan, jurando había de perecer en sus manos; y según se dice como seguro, le dio un mortal veneno, que lentamente consumió su vida, revelándole Dios día y hora de su muerte; recibió los Santos Sacramentos con gran fervor, y lleno de merecimientos, falleció el 11 de junio de 1479, a los 49 años de edad.

Fue beatificado por el Papa Clemente VIII el 19 de Junio de 1601 y canonizado por Alejandro VIII el 16 de Octubre de 1690.
Muchos son los milagros que se le atribuyen, entre los mas destacados, se encuentran:
El niño salvado de morir ahogado en un pozo.
La detención de un toro bravo en fuga por las calles de Salamanca, poniéndose ante el le dijo "tente necio"
Calle Tentenecio, Salamanca


De él se recuerdan en Salamanca dos milagros: cuentan las crónicas que un niño se cayó a un pozo profundo, pero Juan echó su cíngulo, que llegó hasta donde el niño pudo tomarlo. Entonces el santo hizo subir el nivel del agua hasta que el niño llegó a la superficie. El milagro se recuerda en la calle donde ocurrió: Pozo Amarillo. El otro milagro dice que un toro bravo se había escapado por las calles de Salamanca sembrando el terror. Juan le detuvo y amansó diciéndole: "Tente, necio". La calle donde esto ocurrió tiene ahora el nombre de Tentenecio.
Se dice de él que con sus oraciones libró a Salamanca de la peste del tifo negro. Murióenvenenado.
Una de sus enseñanzas era:
... y sepan que si Dios no da herederos, que es, porque el Señor quiere que lo sean los pobres
Más datos de su vida y milagros: 
San Juan de Sahagún predicaba muy fuerte contra los ricos que explotan a los pobres. Y una vez un rico, amargado por estas predicaciones, pagó a dos delincuentes para que atalayaran al santo y le dieran una paliza. Pero cuando llegaron junto a él sintieron tan grande terror que no fueron capaces de mover las manos. Luego confesaron muy arrepentidos que los había invadido un temor reverencial y que no habían sido capaces de golpearlo.
En un pueblo habló muy fuerte contra los terratenientes que no pagaban lo debido a los campesinos y desde entonces aquellos ricachones no le permitieron volver a predicar en ese pueblo.
Sus preferidos eran los huérfanos, los enfermos, los más pobres y los ancianos. Para ellos recogía limosnas y buscaba albergues o asilos. A las muchachas en peligro les conseguía familias dignas que les dieran sanas ocupaciones y las protegieran.
Hizo frecuentes milagros, y obtuvo con sus oraciones que a Salamanca la librara Dios, durante la vida del santo, de la peste del tifo negro, que azotaba a otras regiones cercanas. Un joven se cayó a un hondo pozo. Fray Juan le alargó su correa y, sin saber cómo, salió el joven desde el abismo, prendido de la tal correa. La gente se puso a gritar ""¡Milagro! ¡Milagro!"", pero él se escondió para no recibir felicitaciones.
Salamanca sufría un terrible verano. El les anunció que con su muerte llegarían lluvias abundantes. Y así sucedió: apenas murió, enseguida llegaron muy copiosas y provechosas lluvias.
Y sucedió que un hombre que tenía una amistad de adulterio con una mala mujer, al escuchar los sermones de Fray Juan, se apartó totalmente de tan dañosa amistad. Entonces aquella pérfida y malvada exclamó: ""Ya verá el tal predicador que no termina con vida este año"". Y mandó echar un veneno en un alimento que el santo iba a tomar. Desde entonces Fray Juan empezó a enflaquecerse y a secarse, y en aquel mismo año de 1479, el santo predicador murió de sólo 49 años.
A su muerte, dejaba la ciudad de Salamanca completamente transformada, y la vida espiritual de sus oyentes renovada de manera admirable.
Fuente: Página web de Jose Luis Luna



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