Los regadíos pendientes 25 años después
LA PANCARTA QUE IMPULSÓ LOS REGADÍOS
Como se ha encargado de recordar La Crónica estos días en su página tercera, el miércoles dieciocho hizo veinticinco años de la gran manifestación que dio respaldo social a la decisión del Gobierno, entonces del PSOE en todas las administraciones, de poner en uso el pantano de Riaño para regar el sur de León. Una manifestación con gran respaldo popular, apoyada por los dos grandes partidos políticos, por las dos asociaciones de futuros regantes de diferente ideología que por entonces promovían los agricultores, por la Diputación de León con Alberto Pérez Ruiz a la cabeza, por la poderosa UCL y por la organización de Jóvenes Agricultores que impulsábamos con muchas ganas un grupo de gente que no compartíamos la hoja de ruta del entonces sindicato agrario hegemónico. Hoy, cuando una gran parte de la superficie regable declarada de interés general todavía no tiene el agua a pie de finca, es lícito que mucha gente se pregunte si tanto sacrificio ha merecido la pena, y mí respuesta es que sí.
Siendo cierto que faltan 33.600 hectáreas sin desarrollar, no es menos cierto que se han entregado ya unas 6.500 en la denominada Zona Esla. Pero antes de esto, se desarrollaron todos los regadíos de la llamada Margen Izquierda del Porma, que aunque llevan el nombre de otro río, se riegan con las aguas embalsadas del Esla. Gracias a esta actuación y aprovechando las posibilidades de la ingeniería hidráulica, se riegan más de 20.000 hectáreas en el Páramo Bajo evitando la construcción del embalse de Omaña. Cada año se asegura caudal para atender las concesiones históricas del cauce del río Cea y, aunque suene muy mal decirlo en León, aporta caudal a la cuenca del Carrión generando riqueza agrícola y ganadera en comarcas de Palencia y Valladolid. No despreciemos la riqueza que está generando el agua de Riaño en las más de 8.000 hectáreas de regadío en precario en la comarca de Sahagún, ni quitemos importancia a lo que ha sido la regulación de un cauce que muchos años las crecidas arrasaban vegas enteras.
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Como se ha encargado de recordar La Crónica estos días en su página tercera, el miércoles dieciocho hizo veinticinco años de la gran manifestación que dio respaldo social a la decisión del Gobierno, entonces del PSOE en todas las administraciones, de poner en uso el pantano de Riaño para regar el sur de León. Una manifestación con gran respaldo popular, apoyada por los dos grandes partidos políticos, por las dos asociaciones de futuros regantes de diferente ideología que por entonces promovían los agricultores, por la Diputación de León con Alberto Pérez Ruiz a la cabeza, por la poderosa UCL y por la organización de Jóvenes Agricultores que impulsábamos con muchas ganas un grupo de gente que no compartíamos la hoja de ruta del entonces sindicato agrario hegemónico. Hoy, cuando una gran parte de la superficie regable declarada de interés general todavía no tiene el agua a pie de finca, es lícito que mucha gente se pregunte si tanto sacrificio ha merecido la pena, y mí respuesta es que sí.
Siendo cierto que faltan 33.600 hectáreas sin desarrollar, no es menos cierto que se han entregado ya unas 6.500 en la denominada Zona Esla. Pero antes de esto, se desarrollaron todos los regadíos de la llamada Margen Izquierda del Porma, que aunque llevan el nombre de otro río, se riegan con las aguas embalsadas del Esla. Gracias a esta actuación y aprovechando las posibilidades de la ingeniería hidráulica, se riegan más de 20.000 hectáreas en el Páramo Bajo evitando la construcción del embalse de Omaña. Cada año se asegura caudal para atender las concesiones históricas del cauce del río Cea y, aunque suene muy mal decirlo en León, aporta caudal a la cuenca del Carrión generando riqueza agrícola y ganadera en comarcas de Palencia y Valladolid. No despreciemos la riqueza que está generando el agua de Riaño en las más de 8.000 hectáreas de regadío en precario en la comarca de Sahagún, ni quitemos importancia a lo que ha sido la regulación de un cauce que muchos años las crecidas arrasaban vegas enteras.
En la manifestación del 18 de enero de 1987 declaré a este mismo periódico: “quizás en el 2000 esto esté todavía empezando”. En el 2000 lo único ejecutado era el Canal Alto de Payuelos, hoy estamos regando más de 60.000 hectáreas -no todas modernizadas-, aunque hay pendientes otras 33.000 para no sabemos cuándo.
FUENTE: Artículo de opinión de José Antonio Turrado publicado en La Crónica del viernes 20 de enero de 2012.
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