Angelina de Prado Zorita, la santa de VALDAVIDA
Informa: Motri
Hola templeter@s, en esta ocasión quiero abrir una nueva sección sobre vecinos ilustres del concejo de Valdavida. Os voy a contar una hermosa historia, aunque con trágico final, de una ilustre Valdavidense que muy poca gente conoce, pese a haber nacido en nuestro pueblo hace 75 años
ILUSTRES VALDAVIDENSES I
"SOR MARIA DEL BUEN CONSEJO DE PRADO"
El pasado 25 de Noviembre se cumplierón 48 años de su asesinato en el Congo junto con otra misionera Dominica del Rosario os cuento un poco la historia de ANGELINA DE PRADO ZORITA MARTIR (Sor María del Buen Consejo de Prado)
Curiosamente nació en Valdavida de forma fortuita el 1 de marzo de 1937, era hija de una familia humilde y muy devota, su padre don Cunebundo de Prado era natural de Cistierna y trabajaba como mozo de tren en Cistierna en el ferrocarril de via estrecha Bilbao-Leon, y su madre doña Julia Zorita era natural del vecino pueblo de Villaverde de Arcayos. Gran parte de su vida, antes de ser religiosa, la pasó en Cistierna. Su familia la constituyen los padres y tres hijos, dos mujeres y un varón.
Desde que fue capaz de programar su futuro, su propio proyecto de vida, pensó en ser religiosa. Ya a los 14 años pidió permiso a sus padres para ingresar en lo que en aquella época se llamaban "escuelas apostólicas". Un tipo de internado en el que a la vez que se estudiaba, se hacía el proceso de discernimiento vocacional.
Estuvo dos años con las Hermanas de la Caridad y regresó a su casa. En ese momento no vería claro si aquel era su camino. Tiene 16 años y vive su juventud con alegría y espontaneidad, participando activamente en la Acción Católica y en el coro que las Misioneras Dominicas han formado en Cistierna. Se rodea de amigas y amigos y sigue buscando intensamente su propio camino de futuro. En esa búsqueda incansable inicia unos Ejercicios Espirituales que serán definitivos. De ellos saldrá decidida a ser misionera.
Magisterio y Enfermería son dos profesiones que le atraen. En principio se le propuso realizar sus estudios para ser profesora. Sin duda, las necesidades de la Misión hicieron que finalmente fuera destinada a Bélgica donde se preparó en Medicina Tropical.
En 1960 regresó a España y continuó sus estudios de Medicina y Cirugía en la Escuela de Medicina para Misioneros. Posteriormente amplía su formación sacando el título de Maestra de Escuelas Maternales y de Párvulos.
De la personalidad de María del Buen Consejo hay que destacar su temperamento reservado, su aspecto exterior siempre impecable y elegante. Físicamente atractiva, mujer de gran fortaleza y al mismo tiempo de un trato suave y delicado con todos. Tenía una gran sensibilidad e inteligencia. Destacó siempre en los estudios con un nivel académico brillante.
Tuvo mucha afición a la lectura lo que le proporcionó una amplia cultura y un sin fin de conocimientos que le servían para alegrar a las hermanas con sus narraciones. Su capacidad literaria se refleja en su diario personal y en sus cartas.
Quienes la conocieron desde niña dicen que siempre fue una persona piadosa, su fervor natural cuajaría en un espíritu exigente con ella misma. Decidida a ser testimonio vivo para los demás, entiende que esto no lo conseguirá con palabras sino siendo plena donación y ejemplo permanente. Su deseo de santidad, de autenticidad de vida cristiana, no es una aspiración de perfección personal y autocomplacencia, sino la exigencia de vivir con coherencia aquello en lo que cree.
Conocemos muchas cosas de María del Buen Consejo a través de su diario, testimonio tremendamente sincero de su caminar espiritual. En él se refleja permanentemente su fortaleza interior, su exigencia personal, su austeridad de vida y el ideal siempre renovado de ser santa, pero al estilo de Madre Ascensión Nicol, mujer de fortaleza, de fe y de trabajo. Sencilla, cercana, tomándose en serio la vida, se entregó hasta el final:
Centro de preocupación es la necesidad de la oración en la que experimenta etapas de desierto: "Hasta ahora no me ha sido fácil, de ahora en adelante pienso que tampoco lo será pero lo intentaré" (Amberes 12-8-63).
Es consciente de sus valores y también de sus limitaciones, y en su diario nos habla del esfuerzo permanente por superar éstas. Asume el pequeño martirio de morir cada día a si misma, y en función del servicio a los demás. Esto le parece que, de algún modo, es aceptar la posibilidad de otro estilo de muerte, "demasiado glorioso para terminar una misionera su vida".
Murió a los 27 años, quizá convencida de que le faltaba mucho para llegar. Pero su búsqueda incansable de Dios se hizo cercanía para ella aquel 25 de noviembre en plena juventud.
Sor María alcanzo el martirio a los 27 años después de fallecer brutalmente asesinada en el Congo el día 25 de noviembre de 1964, descanse en Paz.
No quería terminar sin agradecer la inestimable ayuda de MANUEL TEJERINA por su inpagable labor de documentación, búsqueda e indagación en archivos que esta realizando sobre la historia y antepasados de Valdavida ya que siempre me informa muy gustosamente y me pone al corriente de todo.
Hola templeter@s, en esta ocasión quiero abrir una nueva sección sobre vecinos ilustres del concejo de Valdavida. Os voy a contar una hermosa historia, aunque con trágico final, de una ilustre Valdavidense que muy poca gente conoce, pese a haber nacido en nuestro pueblo hace 75 años
ILUSTRES VALDAVIDENSES I"SOR MARIA DEL BUEN CONSEJO DE PRADO"
El pasado 25 de Noviembre se cumplierón 48 años de su asesinato en el Congo junto con otra misionera Dominica del Rosario os cuento un poco la historia de ANGELINA DE PRADO ZORITA MARTIR (Sor María del Buen Consejo de Prado)
Curiosamente nació en Valdavida de forma fortuita el 1 de marzo de 1937, era hija de una familia humilde y muy devota, su padre don Cunebundo de Prado era natural de Cistierna y trabajaba como mozo de tren en Cistierna en el ferrocarril de via estrecha Bilbao-Leon, y su madre doña Julia Zorita era natural del vecino pueblo de Villaverde de Arcayos. Gran parte de su vida, antes de ser religiosa, la pasó en Cistierna. Su familia la constituyen los padres y tres hijos, dos mujeres y un varón.
Desde que fue capaz de programar su futuro, su propio proyecto de vida, pensó en ser religiosa. Ya a los 14 años pidió permiso a sus padres para ingresar en lo que en aquella época se llamaban "escuelas apostólicas". Un tipo de internado en el que a la vez que se estudiaba, se hacía el proceso de discernimiento vocacional.
Estuvo dos años con las Hermanas de la Caridad y regresó a su casa. En ese momento no vería claro si aquel era su camino. Tiene 16 años y vive su juventud con alegría y espontaneidad, participando activamente en la Acción Católica y en el coro que las Misioneras Dominicas han formado en Cistierna. Se rodea de amigas y amigos y sigue buscando intensamente su propio camino de futuro. En esa búsqueda incansable inicia unos Ejercicios Espirituales que serán definitivos. De ellos saldrá decidida a ser misionera.
Magisterio y Enfermería son dos profesiones que le atraen. En principio se le propuso realizar sus estudios para ser profesora. Sin duda, las necesidades de la Misión hicieron que finalmente fuera destinada a Bélgica donde se preparó en Medicina Tropical.
En 1960 regresó a España y continuó sus estudios de Medicina y Cirugía en la Escuela de Medicina para Misioneros. Posteriormente amplía su formación sacando el título de Maestra de Escuelas Maternales y de Párvulos.
“Asume el pequeño martirio de morir cada día a sí misma y vivir en función del servicio a los demás”.A finales de 1961 hizo sus votos perpetuos. Regresó a Bélgica para seguir un perfeccionamiento profesional al mismo tiempo que realiza un servicio en las comunidades que la Congregación tenía en ese país. En 1963 era destinada al Congo con una esmerada preparación.
De la personalidad de María del Buen Consejo hay que destacar su temperamento reservado, su aspecto exterior siempre impecable y elegante. Físicamente atractiva, mujer de gran fortaleza y al mismo tiempo de un trato suave y delicado con todos. Tenía una gran sensibilidad e inteligencia. Destacó siempre en los estudios con un nivel académico brillante.
Tuvo mucha afición a la lectura lo que le proporcionó una amplia cultura y un sin fin de conocimientos que le servían para alegrar a las hermanas con sus narraciones. Su capacidad literaria se refleja en su diario personal y en sus cartas.
Quienes la conocieron desde niña dicen que siempre fue una persona piadosa, su fervor natural cuajaría en un espíritu exigente con ella misma. Decidida a ser testimonio vivo para los demás, entiende que esto no lo conseguirá con palabras sino siendo plena donación y ejemplo permanente. Su deseo de santidad, de autenticidad de vida cristiana, no es una aspiración de perfección personal y autocomplacencia, sino la exigencia de vivir con coherencia aquello en lo que cree.
Antes de salir para la misión escribe: "La misionera, más que nadie, ha de ser santa y yo estoy tan lejos de esto que tengo miedo de hacer mal a los otros en lugar de bien".Llegó a Stanleyville en el mes de Septiembre de 1963. Vivió allí prácticamente un poco más de un año ya que moriría, junto a las demás hermanas, en noviembre de 1964.
Conocemos muchas cosas de María del Buen Consejo a través de su diario, testimonio tremendamente sincero de su caminar espiritual. En él se refleja permanentemente su fortaleza interior, su exigencia personal, su austeridad de vida y el ideal siempre renovado de ser santa, pero al estilo de Madre Ascensión Nicol, mujer de fortaleza, de fe y de trabajo. Sencilla, cercana, tomándose en serio la vida, se entregó hasta el final:
"no quiero ser santa de garabato"
Centro de preocupación es la necesidad de la oración en la que experimenta etapas de desierto: "Hasta ahora no me ha sido fácil, de ahora en adelante pienso que tampoco lo será pero lo intentaré" (Amberes 12-8-63).Es consciente de sus valores y también de sus limitaciones, y en su diario nos habla del esfuerzo permanente por superar éstas. Asume el pequeño martirio de morir cada día a si misma, y en función del servicio a los demás. Esto le parece que, de algún modo, es aceptar la posibilidad de otro estilo de muerte, "demasiado glorioso para terminar una misionera su vida".
Murió a los 27 años, quizá convencida de que le faltaba mucho para llegar. Pero su búsqueda incansable de Dios se hizo cercanía para ella aquel 25 de noviembre en plena juventud.Sor María alcanzo el martirio a los 27 años después de fallecer brutalmente asesinada en el Congo el día 25 de noviembre de 1964, descanse en Paz.
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No quería terminar sin agradecer la inestimable ayuda de MANUEL TEJERINA por su inpagable labor de documentación, búsqueda e indagación en archivos que esta realizando sobre la historia y antepasados de Valdavida ya que siempre me informa muy gustosamente y me pone al corriente de todo.
Mención especial el gran trabajo que esta realizando en descubrir y difundir el gran árbol genealógico de nuestro querido Valdavida.
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