Tres Cuartos de Siglo de Monacato en el Reino de León: 1050-1125
IV
El ímpetu de los santos
Río Torio....a su paso por Vegacervera
http://www.fotolibre.org.- Foto: por Redy
Recordemos que la Regula Benedicti constó ya haber sido la vigente en el monasterio de los Santos Cosme y
Damián de Abellare[16], a orillas del río Torío, parece que a unas dos
leguas de la ciudad de León. El
otorgante de la escritura que contiene la mención, la primera de la observancia
benedictina en la Península fuera de la Marca, el día 3 de abril del año 905,
fue el rey Alfonso III, y su destinatario el abad Cixila, un mozárabe
inmigrado, acaso de Toledo. Huelga comentar el dato.
Bíblia sacra de
León...encargada al Monasterio de Abellar
Fuente: http://www.turismo-prerromanico.es
Pero fijémonos en que
junto a la presencia notarial del texto que encarnaba el nuevo régimen nos
encontramos con la de su libro materialmente, detalle que nos lleva a subrayar
una vez más la índole codicológica de la penetración de esta observancia, cual
había sido también el caso de las otras, desde luego, y teniendo en cuenta la
parsimonia de las fuentes, determinante de un monopolio paleográfico en su
investigación[17].
Por ese camino
hicieron avanzar mucho a sus tierras del noroeste dos personajes insignes, los
santos Rosendo[18] (907-977) y Genadio (circa 845-936). Los dos eran
monjes. Rosendo fue obispo de Mondoñedo, desde el año 925, ostentanto el título
de Dumio, que había sido el de san Fructuoso en los días visigóticos, y el 936
fundó Celanova[19]. Genadio había restaurado San Pedro de Montes el 892,
la casa de Fructuoso y de Valerio, en esa genuina tebaida que el Bierzo había
sido y volvió a ser, una geografía sacra el Valle del Silencio y la cuenca del
Oza.
San Rosendo, Monasteiro de
San Salvador de Celanova, Galicia
Fuente: http://commons.wikimedia.org
El año 909 fue hecho
obispo de Astorga[20]. De sus santos compañeros de aquella restauración,
dos de ellos, Fortis y Salomón, le acabarían sucediendo en la mitra astorgana,
y otros tres, Urbano, Martín y Donadeo, serían respectivamente abades de
Santiago de Peñalva, San Andrés de Montes y Santa Leocadia de Castañeda, ésta a
orillas del Sil.
Fuente: http://commons.wikimedia.org
El año 915, cuando
todo el Valle del Silencio se había convertido en una laura de creación
genadiana, legó a la iglesia de Santo Tomé, que era su centro litúrgico común,
un manuscrito de la Regula Benedicti[21]. Y no podemos olvidar las circunstancias sociales y
políticas de los dos siervos de Dios. Rosendo[22] era tataranieto de
Ramiro I, de manera que su padre, Gutier Menéndez, era tío de otros dos
monarcas, Sancho Ordóñez y Goto.
Cueva de San
Genadio...en Satiago de Peñalba
Fuente: http://bierzoprerromanico.blogspot.com.es
Él mismo fue siempre
un personaje de la corte, sobre todo bajo Ramiro II[23], y uno de los hombres de confianza que tenían en
Galicia los reyes de León. Por su parte, Genadio[24] lo había sido del
último soberano asturiano, Alfonso III, dato que por cierto nos confirma lo que
ya hace tiempo se apuntó de la presencia del texto casinense en la monarquía de
éste, ello explicable por sus contactos marítimos con la Francia vecina[25].
Alfonso III rey de
Asturias
Fuente: http://es.wikipedia.org
En su testamento[26], Rosendo definió el papel del abad en unos términos
inequívocamente benedictinos, siendo la Regula Benedicti la que dio a Celanova
en su fundación[27], y luego al abad Manilán al confirmar su elección por
los monjes, por lo tanto de acuerdo con aquélla, no por el obispo como en la
disciplina visigótica hispana[28].
Ahora bien, en su actuación monástica, Rosendo no pudo
imponer siempre con plenitud el ideal benedictino que indiscutiblemente era el
suyo[29]. Le fue forzoso transigir[30] alguna vez con el
arcaico y “heterodoxo” pactualismo, el régimen que sustituía la entrega
incondicional del monje al monasterio en el seno de la comunidad bajo la
obediencia unilateral al abad por el pacto bilateral e igualitario con el abad
de los propios monjes, una particularidad del noroeste peninsular
arraigada en los días visigóticos y extendida a la latitud castellana en los de
la Reconquista.
Ramiro II de León
Fuente: www.artehistoria .jcyl.es
Lo mismo le había
ocurrido a san Fructuoso otrora, también impedido de aplicar siempre la
concepción del monacato a la que dio expresión en su propia Regla. Mas en los
días de que nos estamos ocupando, el pactualismo ya era una mera supervivencia[31] a cual más escasa y
sin ningún futuro[32], si bien hemos de reconocer su aparición en Guimarâes
el año 959, y en Vacariça mucho más tarde, el 1047[33], con el abad Tudeildo, además de Santillana del Mar
el 980, quizás San Martín de Turieno[34] el mismo 959.
[16] Dejados aparte
los dislates de algún artículo muy posterior, hay que seguir consultando los de
J-E.DÍAZ JIMÉNEZ Y VILLAMOR, Inmigración mozárabe en el reino de León.
El monasterio de Abellar, “Boletín de la Real Academia de la Historia”
20 (1892) 123-51; E.DÍAZ-JIMÉNEZ Y MOLLEDA, Nuevos datos, “Boletín
de la Biblioteca Menéndez y Pelayo” 9 (1927) 198-209; y J.RODRÍGUEZ
FERNÁNDEZ, En torno al desaparecido monasterio de Abellar, “Studium
Legionense” 8, 1-18; para el estado de la cuestión, V-A.ÁLVAREZ
PALENZUELA, El monacato benedictino en el reino de León, en el
volumen citado en la nota 15, 77-98.
[17] Para el estadio intermedio, con una presencia
pactual todavía, concretamente a propósito del manuscrito de Leodegundia (de
comienzos del X o fines del IX, en una zona entre leonesa y castellana, pero en
todo caso con vinculaciones fronterizas riojanas), M.C.DÍAZ Y DÍAZ, Códices
visigóticos en la monarquía leonesa (“Fuentes y estudios de historia
leonesa”, 31, León, 1983) 91-114 (cfr., del mismo, Libros y librerías
en la Rioja altomedieval, Logroño, 1979, 220-3 y 287); y A.DE VOGÜÉ, Le
Codex de Leodegundia. Identification et interpretation de quelques morceaux , “Revue
Bénédictine” 96 (1986) 100-5, y L’offfice choral augustinien dans
le Codex de Leodegundia. Les influences d’Isidore et de Fructueux, “Collectanea
Augustiniana. Mélanges T.J.van Bavel (París, 1990) 45-57.
Díaz y D.Vilariño Pintos, con un
apéndice de J.Carro Otero; La Coruña, 1990).
[20] El monacato en la diócesis de Astorga
durante la Edad Media. Astorga, 15, 16 y 17 de diciembre de 1994. Actas del
Congreso (Ayuntamiento de Astorga, 1995), a las pp.51-74 San Genadio y
su época, de A.Quintana Prieto.
[21] M.C.DÏAZ Y DÏAZ, La circulation des
manuscrits dans la Pénisule Ibérique du VIIIe au XIe siècle, “Cahiers
de civilisation médiévale” 12-13 (1969) 219-41 y 383-92;
C.SÁNCHEZ-ALBORNOZ, Notas sobre los libros leídos en el reino de León
hace mil años, “Cuadernos de Historia de España” 1.2 (1944) 222-38.
[22] E.SÁEZ
SÁNCHEZ, Los ascendientes de san Rosendo, “Hispania” 8 (1948) 3-76;
M.R,GARCÍA ÁLVAREZ, Gutier e Ilduara, padres de san Rosendo (Orense,
1977).
[24] A. QUINTANA
PRIETO, El obispado de Astorga en los siglos IX y X (Archivo
Diocesano de Astorga, 1968) 67-216.
[25] A.LINAGE
CONDE, Las coordenadas de la benedictinización del monacato astur,
“Semana de historia del monacato cántabro-astur-leonés” (Oviedo, 1982) 87-97.
[27] J-I-FERNÁNDEZ
DE VIANA Y VIEITES, Fránquila, primer abad del monasterio de Celanova,
“Compostellanum” 18 (1973) 1-18.
[28] A.LÓPEZ
FERREIRO, Algunos rasgos de la vida de san Manilán, abad de Celanova, “El
Eco de la Verdad” 30-31 , 238-9 y 244-5 y “Compostellanum” 5 (1960) 231-7.
[29] J.MATTOSO, S.Rosendo
e as correntes monásticas da sua época, “Do Tempo e da História” 5
(1972) 5-27.
[30] En cuanto a
Genadio, cuando restauró Santa Leocadia de Castañeda, el 8 de enero del 916, al
hacernos su historia, se detiene en la página negra que fue la infracción del
pacto por la comunidad, una conducta precursora de su secularización, que
resultó forzada al no ser aquélla siquiera capaz de soportar la disciplina
diocesana a la que se había acogido subsidiariamente: post fundationem
itaque sanctorum patrum cecidit eadem loca sancta in divissione varia per
fratrum negligentiam. Tum aliquanti ex fratribus per superbiam furarunt pactum
seu testamentum et tradiderunt ipsum Indisclo episcopo.
[31] En el pacto del
monasterio doble de Santa María de Piasca (F.FITA, Santa María de
Piasca y el primer concilio de Oviedo, “Boletín de la Real Academia de
la Historia” 43 (1889) 549-55, y San Miguel de Escalada y Santa María
de Piasca, íbid., 311-43), en el valle de Cabezón, regado por el
Burón, afluente del Deva, el 11 de junio del 941, aparece la prepósita, o sea
un elemento ya benedictino, desde luego indicador de una transición.Y
recapacitemos en que, si bien la Regula Benedicti ha podido
adaptarse a los monasterios dobles, pues al cabo ella no los prohibe
expresamente, su sintonía con el pactualismo es imposible, por tener una
concepción contradictoria uno y otro régimen de la obediencia y de la figura
cardinal del abad.
[32] Estado de la
cuestión en Ch-J.BISHKO, The pactual tradition in Hispanic Monasticism,
en su recopilación “Monastic History” (Variorum Reprints, 1980) 1-43, único
trabajo inédito de los incluidos en la misma.
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