Jaime Rebollo, Villacalabuey FOTO:DL Cada vez se come menos pan . Hay menos gente para comerlo. Pero David Vallejo sigue levantándose a las cuatro de la madrugada para amasar y arrojar el horno de leña. Desde primera hora su furgoneta reparte por nueve pueblos del entorno de Villacalabuey. Un día la mitad, otro día la otra. «Hoy no he sacado ni para el gasóleo». Y eso que los Vallejo son un caso excepcional. Siete hermanos herederos de un negocio familiar, que se complementa con un mesón en Sahagún. Los siete trabajan y viven del horno y los fogones en el municipio que tiene el menor índice de paro registrado sobre su población en la provincia. Dos desempleados en las listas oficiales, que demandan un puesto de trabajo en el sector servicios, sobre una población total de 188 habitantes. Apenas sobrepasada la veintena, David se levanta de noche, hornea con dos de sus hermanos y acomoda el pan en una moderna furgoneta, que distribuye en un ordenado equilibrio de lineales de pro