Texto y fotografía: Mario Montoya Estamos en Octubre, con la temporada casi finalizada. Decido ir al Cea, rio que no suele deparar muchas capturas, pero sí de buen tamaño. Al ser un rio regulado, hasta hace 15 días ha bajado con demasiada agua para pescar a seca, pero ahora está ideal. Me decido por la zona del pueblo de mismo nombre que el rio, Cea, con su imponente castillo vigilando nuestros lances. En los últimos días han bajado bastante las temperaturas nocturnas, así que no madrugo y llego sobre las 12, cuando el sol empieza a calentar. Nada más llegar me asomo a la tabla donde comenzaré la jornada y veo dos o tres cebadas, así que me cambio más rápido que Supermán, pero en este caso con los calzoncillos por dentro. Se trata de una tabla de corrientes lentas, poca profundidad y bastantes algas, que forman pasillos donde se sitúan las pintonas a la espera de insectos. Las cebadas son muy discretas, prácticamente sólo se les ve el lomo al subir, así que opto po